Un gran tronco me brinda escampadero y sombra,
es la figura de un viejo, tendido en su cama,
es mi padre, postrado como un roble,
un ser que vive, sufre y que ama,
la tarde es tediosa pero el es noble,
siempre ahí molestándonos
tiene que, ojo con, pilas con,
siempre ahí apoyándonos.
Si mi padre me acompaña,
de seguridad me embriago,
miro la luna y tomo champaña.
Si yo lo acompaño,
su rostro y su mirada cambian.
Si no duerme tose y estornuda,
pero no deja de ser el árbol
aunque algo lo perturbe
¿que tormenta quiebra el mármol?
Envidio la templanza de su fuero
y yo me pregunto confuso
¿Donde está el equilibrio,
entre el cielo y el infierno?
en el movimiento y la contradicción
eso somos.
2 comentarios:
Algún día vos serás también un árbol de mármol...y desafiarás todas las tormentas.
Un abrazo,
Fermín
Publicar un comentario