martes, 9 de febrero de 2010

Recuerdo...

Recuerdo que era un joven muy tímdo (aún), inseguro de esos que solo
salen de la casa con el papá y que lo acompaña a todas partes, mientras observa y no pronuncia una palabra por miedo a equivocarse. Pasaban horas y horas
escuchandolo. Llegué a vestirme como él, todo un fresco cincuentón: zapatos, pantalon, camiza mangalarga, que personaje...
Estudiaba derecho pero era todo un bicho raro, me la pasaba alzando la mano para contradecir la exposición del maestro desde el marxismo, leninismo, maoismo, por supuesto y con que fé... No podía evadir más la realidad con las doctrinas revolucionarias, !Estaba en la Universidad¡ y a mi alrededor, !juventud¡.

Pero yo que era, no lo sabía, tan solo veía gente de los 16 a los 25 !jóvenes¡ toda clase de caras, modas, pantalones, camisetas, tenis. Las mujeres, lo más puro y elaborado que tenía la región. Niñas amables, agradables, alegres y muy atractivas, hermosas.
Podía quedarme horas observando pasar hembras, con sus propios colores, aromas, imágenes, sonidos, movimientos, formas. Era muy pollo, cuanto quisiera yo volver a vivir la misma función...

Los jóvenes !qué locos¡ había de todo: Los raros que estudiaban mucho pero poco divertían; los hijueputas más cheveres e interesantes de este mundo, poco estubiaban, pero eran tan soyados, que ganaban los parciales y entregaban los mejores trabajos. Tenían plata, enamoraban a todas y ni siqueira los profesores los reprochaba:

Los cuchos alegaban, el hombre reviraba y las mujeres gritaban en sus adentros:
-!Que hombresote!-

Los demás hombres decíamos: -Que lucído, que aleta, que visajoso, que gueba...
Pero era envídia, porque nosotros eramos corderitos, el era un lobo, no un lobo adulto y mañoso pero al fin y al cabo.

Dándomelas de revolucionario, no era más que un payaso, con un repertorio exótico, de un mundo que existió, pero para mis compañeros no era más que una necedad, extravagante e inutil.

Luego quise imitarlos, ser juvenil, rebelde y cagada. Pero cuan dificil fué para mí.
Ahora me encuentro en la sala de mi casa, frente al equipo de sonido,
pensando con resignación:
!Cuán feliz era¡ aunque no lo supe hasta ahora...

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