viernes, 23 de abril de 2010

Osito

Fumábamos mariguana, luego de una marcha del primero de mayo. Nos encaletamos detras de la UTP, mera vista. Lo pegamos con cueros de delicioso sabor. Se hizo pátria aquella tarde, por primera vez en la historia, una imagen definía con gran claridad y nitidez, el concepto de "Osito". El adjetivo perfecto para un ser indefenso, frágil y pendejo.

Osito, fumó e inmediatamente su barriga se descolgó, puso sus manos en posicion de guebón, un gran destello de alegría salió de sus grandes ojos y se le hinchó el mentón.

No contento, siempre quería más, aunque sin darse cuenta, una vez alcanzado el placer y el bienestar, daba un paso terco y forzado hacia adelante, era en realidad retroceder y retornar al malestar secular.

-Mauro cómprese otro- Repetía cada diez minutos ante mi negativa.
-Malparido cansón, cómprelo usted- Le respondía, cada vez con mayor rábia.
-Ah listo listo- decía, y a los 10 minutos, volvía a preguntar.

En el dilema de su vida, un escape invariable hacia el sociego y la tranquilidad que le negaba la realidad, poco a poco, se hiba adentrando en un terrenos desconocidos, intrincados, pedregozos, resvaladizos, húmedos, inhóspitos, escamosos.

La trizteza lo acediaba, hasta que con valor, la pulverizaba en granitos que luego esnifaba, o la amargura, pegada en papel dulce, que luego fumaba, hasta desvanecerse en cenizas de incertidumbre y esperanza. Cada que se empeñaba en continuar se adentraba en los lugares oscuros de la desazón, la apatía, el malestar que le llevava a pensar, que todo cuanto le sucedía era estípido e incípido.
Sus recuerdos miserables y sus miedos cargarían para siempre el pesado fardo del sin sentido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta es buena para denunciarla por calumnia a la fiscalia