lunes, 15 de marzo de 2010

Trabemos la vida, pa que no nos mate.

Prohibirán la locura, negarán el placer, perseguiran al sibarita, cazarán al lumpen, odiarán al díscolo y harán la vida imposible al hombre, al drogadicto como ellos le llaman. Como una negra y espesa nube de veneno, la peste contagia a todos por igual, vuelven a todos extremidades de su podrido cuerpo, corrupto y destructor. El vago no puede vagar, el vicioso no puede guelér, el profeta no puede predicar... solo los parlantes oficiales y sus los payasos de todas las ramas imponen La Verdad.

-!Que ilusión¡ !que terquedad!- gritan por doquier voces anónimas de la ciudad.
Dejen en paz a los ciudadanos. Un castigo tremendo sufren quienes no se recluten en la tradición ortodoxa. Los condenan a reciclar las calles, a untarse de desperdicios, para luego llamarlos, con odio y fúria: !desechables¡. Jamás podrán evitar la conexión que establecen con otros mundos, con otras cordenadas, cuando se pegan de su pipa estos viejitos barbados.

Es hora de prender un gran porro en el la nariz de la Institución, de pizquiar sus corrompidas guaridas, de sembrar la alegría, la locura de la vida, en este mundo de desengaños e injusticias.

Y qué si ellos no quieren vivir de la forma “correcta”, bien vista, ¿que pasa? si quieren retomar el camino de los antiguos andariegos, de los mismísimos nómadas, que recorrían la tierra cagando donde les diera ganas y comiendo cuando les diera hambre, sin atesorar nada más que la fascinación por recorrer los caminos y senderos de la vida.

Estamos en mora de reencontrarnos con la madre naturaleza, de hacer conexión ¿Quien quiere ir conmigo a gueler y soplar, frente al arruyo de un río, el silvido de un viento, la caricia de una rama y la desnudes del campo.

Olvídense que la felicidad es la plata o el éxito de la fama, ya lo verán, pero estarán muy viejos para cambiar el tenebroso final de la obra, no esperen a que cierre el telón, camine más bien a fumar y jugar, a divertirnos navegando sobre este lienzo que es nuestra cruda realidad, endulcémola, que cruda hace daño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

está muy bacano,